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Nueve de Julio
domingo, diciembre 10, 2023

9 de Julio, corsos y carnavales una centuria atrás

(Tercera y última  parte)

Por Héctor José Iaconis.

Los carnavales de 1928, en la ciudad de 9 de Julio, tuvieron una gran repercusión. Si bien, en la organización no había diferido de los anteriores, hubo tal vez un mayor empeño en hacer que la fiesta cobre una dimensión popular.

Una breve  nota periodística de la época nos ofrece la visión del contexto. El de 1928 fue “un carnaval sin la presión del amarretísmo [sic] de la gente, donde apenas vuelan unos centenares de paquetes de serpentinas”.

“Este año –prosigue el artículo- justiciando la expresión económica local: ‘hay plata’, se ha experimentado una verdadera resurrección”(1).

No obstante haber pocas máscaras, habría sido intenso el juego con agua. Según la prensa, “no obstante el frescor de los días, muchas familias han jugado con agua, a discreción y en todas las formas”.

“Jugar –añade- con agua ha sido la predilección de mucha gente, especialmente la joven que formó verdaderas falanges de asalto. En el corso, no obstante la prohibición, se jugó en antigua forma”(2)

Acerca del corso, fue notable el predominio de la caravana de automóviles, con flores y serpentinas. La lluvia, en alguna noche, entorpeció apenas el gran espectáculo.

En reiteradas ocasiones, la prensa, insistía en remarcar la importancia de que, estas fiestas, se desarrollaran con tranquilidad. Cada año que transcurría sin alguna riña dentro del corso, de la que resultaba, muchas veces, como saldo algún muerto o, con suerte, un herido, recibía el beneplácito del periodismo.

Más de una vez hubo que lamentar una muerte durante el recorrido del corso, algún tiroteo entre bandidos y policías o algún apuñalado en medio de la muchedumbre. En cierta ocasión, persiguiendo a un famoso cuatrero, se debió lamentar la muerte inocente de un incauto que se incluyó desprevenido  en la balacera.

La Orquesta Típica Fenix, dirigida por «Tilo» Giannoni, ameniza un baile en carnaval en 9 de Julio.

LO QUE QUEDO EN LA MEMORIA

Si bien escapa al alcance temporal de la presente nota, cabe recordar que, en las décadas siguientes, la celebración del carnaval fue tomando forma muy diversa. Más instituciones se encargaron de organizar los bailes. En los años ’40, ’50 y ’60 serán famosos los bailes en el Club Atlético “9 de Julio” y en el Centro de Empleados de Comercio, donde no faltaban el temido «lanzaperfume» .

¡Y, cuanto más, aquellos carnavales en el Barrio “Los Materos” y, desde luego, en las populosas barridas suburbanas, donde se jugaba con agua, a la vieja usanza!.

“Jugar a carnaval” era cosa de niños y de adultos. La algarabía fue el sello de esos días festivos en los cuales era apetecible disfrutar.

Hoy, el carnaval, ha dejado de ser una fiesta y, salvo excepciones, ha quedado impreso en el calendario con la rúbrica del feriado sin que, las generaciones más jóvenes sepan, esencialmente, su razón y sentido.

Un baile de Carnaval en la antigua sede del Club Atlético «9 de Julio». Entre otros aparecen, Héctor I. Tarantino junto a su esposa Hilda Crosa, José Larrañaga, «Coca» Bibiloni, «Memo» Mondelli, Raúl Fernández, y el «Flaco» Gamero.

NOTAS

(1) “EL 9 DE JULIO”, año XIX, n° 2617, 9 de Julio, 26 de febrero de 1928, pág. 1.

(2) Ibidem, pág.3

 

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