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viernes, abril 19, 2024

Fundación Sí: compromiso solidario con la idea de que se puede cambiar la realidad

«Estamos convencidos de que transformar la realidad es posible y, para lograrlo, necesitamos el compromiso de todos». Esa es la premisa guía de la Fundación Sí, la organización creada por Manu Lozano y un grupo de amigos que desde 2012 impulsa proyectos solidarios que promueven la equidad social en varias ciudades del país.

Natalia Joannaz, una de las coordinadoras del área de adicciones de la organización, cuenta cuáles son los proyectos que llevan adelante y articulan en unas 30 ciudades, y da las pautas sobre qué se necesita para armar un grupo de trabajo en una localidad.

«Ganas de encarar, de ponerse la camiseta y ver por dónde. La idea es trabajar con la problemática que haya en cada uno de los lugares», señala sin vueltas Joannaz, sobre qué mueve a quienes se suman como voluntarios a la organización.

La fundación cuenta con 2.500 personas comprometidas en los proyectos y ninguna cobra sueldo ni recibe un peso. Todo lo que se recauda de donaciones y empresas se destina estrictamente para cada una de las iniciativas que se implementan en territorio.

Actualmente, la organización tiene en marcha tres propuestas: las recorridas nocturnas, para asistir a personas en situación de calle; el programa «Sí pueden», anclado en comedores y merenderos para trabajar con niños y adolescentes; y las residencias universitarias, iniciativa de gran impacto comunitario, que ofrece la posibilidad de acceso a estudios superiores a jóvenes de pocos recursos.

«No en todas las sedes se llevan a cabo todas las actividades que hacemos», explica Joannaz. «Las recorridas nocturnas para asistir a personas en situación de calle, las hacemos en las ciudades más grandes donde existe esta problemática, como en Mar del Plata, Rosario, Córdoba, Salta, Mendoza, La Plata», señala.

María Juliano, una de las coordinadoras de la sede de La Plata, cuenta que las recorridas se hacen miércoles y viernes, de 20 a 23 y que «sólo se necesita llevar un termo con agua caliente para preparar una sopa, que la facilita la fundación a partir de la donación de la empresa Knorr». El grupo se reúne en 8 y 50, pleno centro de la ciudad, y de ahí salen. «La mayoría de los recorridos se hacen caminando, dividimos el casco urbano en seis partes, y siempre tratamos de disponer de algún voluntario que tenga auto para llegar a las zonas de los hospitales, donde suele haber varias personas a las que visitamos», describe.

El foco del acercamiento a las personas que viven en la calle o que están con alguna problemática habitacional está «en la contención, en acompañar», subraya Joannaz, y apunta que «una cosa que nos enseñaron las recorridas es que estas personas en situación de calle muchas veces no hablan con nadie en todo el día, son personas que han ido perdiendo todos los vínculos, la fuerza, la energía».

Las visitas a las personas en situación de calle, en todas las sedes, se hacen los 365 días del año. El acercamiento a veces es difícil y lleva tiempo construir un vínculo de confianza, «pero una vez que ellos ven que vos volvés todas las semanas, ya te esperan e incluso te dicen que si los encontrás dormidos los despiertes», cuenta Juliano.

El proyecto «Sí pueden», en tanto, trabaja con niños y adolescentes en comedores comunitarios y en general «se replica en todas las ciudades del interior donde hay sedes».

Las dinámicas se encaran desde el juego y se van planteando talleres que van desde el apoyo escolar hasta el trabajo de las emociones o la higiene personal, como puede ser enseñar a lavarse los dientes. «Trabajamos en espacios que son lugares de referencia, comedores o merenderos de barrio en los que además los responsables del espacio sean personas comprometidas y presentes», describe Joannaz.

Las actividades son planteadas y creadas por los voluntarios de acuerdo a las características de cada grupo, de cada lugar al que asisten, pero a su vez desde la fundación coordinan estrategias generales, que tienen que ver con las temáticas, que se replican en todas las sedes. De esta forma, «se comparten experiencias todo el tiempo, hay un ida y vuelta por mail, se relatan directamente las acciones que se llevaron a cabo, si resultaron o no, estamos todas las sedes conectadas todo el tiempo», señala Juliano.

Proyecto de alto impacto comunitario
El tercer proyecto que tiene en marcha Fundación Sí es el de residencias universitarias gratuitas. «Albergamos a chicos del interior de las provincias de bajos recursos, que de otra manera no podrían trasladarse a la ciudad por una cuestión económica para poder estudiar una carrera universitaria», explica Joannaz. «Tenemos nueve residencias en este momento y casi 340 chicos becados por decirlo de alguna manera, viviendo en estas casas, y nosotros lo que le aportamos es no solo el lugar para vivir, sino la comida, los pasajes, todo lo que aquellos chicos de bajos recursos no podrían tener», puntualiza.

Para seleccionar a los jóvenes que llegan a las residencias hay dos vías: la fundación viaja a localidades rurales y recorre las escuelas de esos pueblos y, además, recibe vía mail las solicitudes de todos los interesados en lograr tener un cupo en las casas.

«Cualquier chico que quiera estar, ingresar a nuestras residencias, en nuestra web, fundacionsi.org.ar pueden encontrar la información en la parte de educación, van a encontrar directamente un formulario que ellos pueden llenar y enviar directamente por mail», señala Joannaz, y aclara que aunque el interesado o interesada viva en otra provincia «puede ingresar a cualquiera de nuestras residencias, en Santiago del Estero, Catamarca, La Rioja, Neuquén, Córdoba, Tucumán, Salta, Rosario y Corrientes».

Para evaluar las solicitudes la fundación no tiene en cuenta rendimiento escolar ni boletines. «Nos fijamos en las ganas de esos chicos, en las ganas de cumplir ese sueño, no miramos las notas del secundario, nos fijamos en que por ejemplo nadie de la familia haya podido acceder a estudios superiores, tratamos de seleccionar desde ese lado aunque es muy difícil, el año pasado seleccionamos 100 y quedaron 800 chicos afuera porque no teníamos más lugar», cuenta Joannaz.

El impacto de este proyecto, que hace unos seis años está en marcha, es inmenso e incalculable. «Ya hay varios chicos recibidos y este año se recibe Néstor, que es el chico por el que empezamos con esta idea. Él tenía el sueño de ser ingeniero agrónomo y él fue el que nos planteó esa inquietud. Él está en la casa de Santiago del Estero. Néstor se recibe y ya se ganó una beca para ir a hacer su tesis en España», describe conmovida. «Néstor vivía en un pueblo sin luz ni agua y ahora al ver que él pudo, muchos chicos más chicos se están planteando terminar el secundario, porque ven que tal vez puedan hacer otra cosa», agrega, y subraya: «No solo le cambia la vida a estos chicos sino a toda la familia, a la comunidad, se abre el campo, no es solo para uno».

La Fundación Sí también está presente también cuando hay alguna catástrofe natural. El trabajo se realiza en tres etapas. La primera es la emergencia, en la que hay que aportar todo, porque en general las pérdidas son devastadoras, como en el caso de una inundación. Luego cuando las personas evacuadas empiezan a volver a sus casas se sale a relevar lo que fueron perdiendo y, en la tercera etapa, se ayuda a reponer las herramientas de trabajo de quienes quedaron sin su fuente laboral, en un proceso que puede llegar a durar meses.
Cómo donar

La fundación se sostiene por el aporte de empresas o particulares, ya sea en dinero o por productos, como alimentos, cortinas o acolchados para las casas de estudiantes, estufas, por poner algunos ejemplos concretos. Todo suma. Cualquier persona que desee colaborar puede hacerlo, con lo pueda, a través de la página web fundacionsi.org.ar. Además, se puede elegir a qué proyecto va el dinero depositado.

La sede de La Plata: modelo para replicar
Para armar una sede en una localidad hacen falta ganas de hacer algo por el otro y compromiso con la tarea. El contacto es a través del mail de la organización, y así empieza a moverse la rueda de la solidaridad. Cualquier interesado puede escribir a [email protected].

María Juliano y Yuliana Ponzoni son la coordinadoras de La Plata y cuentan cómo articulan las actividades de la Fundación Sí en la capital bonaerense.

«La idea empezó después de las inundaciones de 2013», cuenta Ponzoni, y relata que finalmente la sede «se fundó el 13 de junio de 2014» y ella se unió seis meses después.

En La Plata, dadas las necesidades de la población, están en marcha dos proyectos: las recorridas nocturnas y el «Sí pueden». Hay unos 25 voluntarios y unas 60 personas que colaboran de manera más aleatoria.

«El primer proyecto que se estableció fueron las recorridas nocturnas, se hizo por un grupo de Facebook una convocatoria de voluntarios; se sumó la gente que la había visto y salieron, en ese momento eran unas 6 u 8 personas», explica y agrega que «el proyecto Sí pueden se abrió ese mismo año en octubre, y se armó el otro equipo».

Juliano, por su parte, cuenta que su acercamiento a la fundación llegó una vez que terminó su carrera universitaria y sintió que tenía el tiempo para comprometerse con alguna tarea solidaria. «Busqué por Internet cuáles eran las organizaciones que había en La Plata y encontré un proyecto que se llevaba a cabo que era de apoyo escolar en un comedor, que formaba parte del ?Sí Pueden?, y me sumé», detalla.

Ponzoni es maestra jardinera y Juliano administradora de empresas. El equipo de La Plata es heterogéneo, pero es algo que suma, señalan ambas, «ya que hay más perspectivas para resolver o aportar a las dinámicas de trabajo».

Dentro del grupo, algunos están en un proyecto y otros forman parte de otro. De acuerdo a las necesidades que se van detectando van surgiendo otros subgrupos. «A los merenderos que vamos los sábados se nos ocurrió llevarles la leche, entonces surgió el equipo de colectas, que el segundo domingo del mes junta lo que se consume en la merienda para no usarle los insumos al comedor», señala Ponzoni.

Quienes participan de la fundación tienen acompañamiento constante desde la sede central, en Capital Federal, donde funcionan además las áreas de coordinación sobre distintas cuestiones, como adicciones, asesoramiento jurídico, asistencia social, casos complejos, documentación (para tramitar, por ejemplo, DNI de personas en situación de calle), inclusión escolar, inclusión laboral, jubilaciones, materno infantil, psicología, área de visitas (vinculada a las personas en situación de calle que están por salir de un hospital) entre otras. «Tenemos un acompañamiento durante todo el año, todos los días a través de mail. Los chicos de las áreas están todo el tiempo capacitándonos», destaca Ponzoni.

Además, todos los años, durante el feriado de carnaval, hay 4 días de capacitación intensiva para todos los voluntarios del país. Se realiza en El Pato, en un centro de retiros espirituales. «También asisten psicólogos, psicopedagogas, abogados, gente que forma parte de la fundación desde el voluntariado y otros que van también voluntariamente pero son convocados de manera externa para esa capacitación», cuenta Ponzoni.

Las dos coinciden en que la comunicación con Manu Lozano, el líder del proyecto, es fluida y constante, ya que él está al tanto de todo lo que se realiza en las sedes. «Cualquiera puede tener contacto con él y consultarle lo que sea», afirman.

En La Plata no hay un lugar físico donde se trabaje, pero todo se organiza, en general, en lugares públicos y puntos de encuentro a través de redes y WhatsApp. Las coordinadoras sueñan con que «alguien ofrezca un galpón o espacio aunque sea para centralizar las donaciones», que muchas veces «copan» sus propias casas. No obstante, nada las detiene ni desalienta su compromiso con la organización. (DIB) AR

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