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jueves, abril 25, 2024

Nutrición: «El segundo cerebro», por Lic. Sofía Villarrica

Los médicos aseguran que el sistema digestivo es mucho más que un simple mecanismo que procesa la comida que ingerimos. Se lo llama el segundo cerebro, y esto se debe a que tiene más neuronas que la espina dorsal, actúa independientemente del sistema nervioso central e influyen en nuestro bienestar general. De hecho, muchos especialistas están investigando si se podría usar para el tratamiento de enfermedades mentales y del sistema inmunológico.
A continuación algunos datos sorprendentes sobre nuestro «segundo cerebro»:
– Tiene un sistema nervioso autónomo.
A diferencia de cualquier otro órgano del cuerpo humano, el intestino puede funcionar solo. Tiene su propia autonomía tomando decisiones sin la necesidad de que el cerebro le indique qué hacer. Un claro ejemplo es cuando se come algo en particular con idea, y físicamente se puede desarrollar síntomas intestinales, aunque no seas alérgico ni tengas intolerancia.
Lo que gobierna al intestino es el sistema nervioso entérico (SNE), que es una rama del sistema nervioso autónomo, encargada de controlar directamente el aparato digestivo. Ese sistema nervioso se extiende por el tejido que reviste el estómago y el sistema digestivo, y tiene sus propios circuitos neuronales. Aunque funciona independientemente del Sistema Nervioso Central (SNC), se comunica con él a través de los sistemas simpático y parasimpático.
– El 70% de las células del sistema inmune vive en el intestino.
Esto hace que la salud del intestino sea clave para la inmunidad ante alguna enfermedad.
Algunas investigaciones recientes sugieren que si hay problemas intestinales es más probable que esa persona seas más vulnerable ante enfermedades comunes como una gripe, por ejemplo.
– El 50% de las heces son bacterias.
Aproximadamente la mitad de las heces son bacterias, el resto es comida.
Muchas de esas bacterias son buenas y por eso los trasplantes de heces pueden ser una forma de tratamiento vital para algunos enfermos con un microbioma intestinal debilitado. Se considera normal y saludable defecar desde 3 veces al día hasta 3 veces por semana.
– Cuanto más diversificada la dieta, más diverso el microbioma.
En nuestro intestino viven trillones de microbios, los cuales se alimentan de distintos alimentos. Estos microbios son clave para la digestión porque su actividad le permite a nuestro cuerpo absorber ciertos nutrientes de los alimentos.
Las personas que siempre comen lo mismo tienen un microbioma intestinal más pobre que las que siguen una dieta diversificada. Distintos microbios prosperan con distintos alimentos y por eso es mejor tener una alimentación variada. Un microbioma rico y variado está asociado a una mejor salud intestinal, y por ende a un mayor bienestar general.
– El intestino está ligado a los niveles de estrés y al estado de ánimo
Si hay algún problema intestinal, es muy importante analizar el nivel de estrés que se tenga y si es necesario, bajarlo.
La mayoría de la serotonina del cuerpo (entre el 80% o 90%) se encuentra en el tracto gastrointestinal. La serotonina es un neurotransmisor que afecta a muchas funciones corporales, como el peristaltismo intestinal (movimiento intestinal). También está asociada a muchos trastornos psiquiátricos. Su concentración puede verse reducida por el estrés e influye en el estado de ánimo, la ansiedad y la felicidad.
Varios estudios con humanos y animales han mostrado evidencias de diferencias en el microbioma intestinal de los pacientes con trastornos mentales como la depresión.
Por eso un área incipiente de investigación psiquiátrica tiene que ver con la prescripción de psicobióticos: un cóctel probiótico de bacterias saludables, para mejorar la salud mental.
– Si comes con idea un alimento, sentirás que te hace mal.
Las neuronas no están solo en el cerebro, y es cierto que hay intestinos más sensibles que otros, pero según investigaciones recientes, sugieren que si le tienes miedo a una comida en particular y la comes, puedes físicamente desarrollar síntomas.
Hay muchas personas que creen, por una moda pasajera, que el gluten o la lactosa les va a hacer daño, sin que tengan realmente una alergia o una intolerancia.
– Se puede mejorar la salud digestiva y el microbioma intestinal:
– Seguir una alimentación variada para diversificar el microbioma intestinal.
– Bajar el nivel de estrés, por ejemplo, haciendo meditación, relajación, mindfulness o yoga.
– Si existe algún problema intestinal es mejor evitar el alcohol, la cafeína y las comidas picantes porque pueden exacerbarlos.
– Trata de dormir mejor: un estudio demostró que si cambias o interrumpes el reloj biológico alterando tus patrones de sueño, también interrumpes el de los microbios de tu intestino.

Sofía Villarrica
Lic. en nutrición
M.N.: 7103 M.P.: 2763
Atiende en:
Consultorios Ceinsa – Yrigoyen 1339 – Turnos: 520111
Centro de Diagnóstico IMC – Cnal. Pironio 255 – Turnos: 425299

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