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viernes, marzo 29, 2024

Lucio Arozamena, un nuevejuliense de viaje por el mundo

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El nuevejuliense Lucio Arozamena (25 años) se encuentra realizando una interesante experiencia de viaje por distintos países del mundo: estuvo en Europa, estuvo en el Mundial de Rusia y actualmente se encuentra en Nueva Zelanda. Es hijo de Graciela Sampietro y Ruben Arozamena. Lucio estudió Ciencias de la Comunicación en la UBA (le falta la tesis para recibirse).
Lucio Arozamena en el 2015 arrancó como productor y columnista en AM Radio Punto y Radio «La Gauchita», cubriendo a Argentinos Juniors. Luego de un año y medio de estar en la radio, comenzó a trabajar en publicidad para la Agencia de Medios multinacional, Mindshare.
Después de varios meses, concretó su pase, siempre en el ámbito de la producción comercial y publicitaria, a C5N donde se desarrolló hasta el 31 de mayo del corriente año, fecha en que comenzó su viaje.
En una entrevista con «EL 9 DE JULIO» Arozamena comentó su interesante experiencia de vida.
– ¿Cuánto tiempo hace que te fuiste de Argentina?
– El 5 de septiembre se van a cumplir 3 meses de mi partida de Argentina.
– ¿En qué lugares estuviste?
– Lisboa, Rusia (Moscú, San Petersburgo, Kazan, Sochi y Nizhni), Estambul, Singapur y Nueva Zelanda (Wellington y Gisborne).
– ¿Qué te llevó a tomar la decisión de conocer distintos países y culturas?
– Se dio con naturalidad. No fue nada al azar ni precipitado. Todo fue charlado con mis viejos, no siempre coincidíamos en los tiempos, pero todo fue consensuado. Desde chico como cuando quería ser corresponsal deportivo, y siguió cuando comencé el CBC allá por 2011, siempre me interesó viajar y conocer otras culturas. En primera instancia, yo quería hacer un programa juvenil que se llama «Work and travel» a USA que dura menos de 4 meses y se realiza en el verano argentino (período que no choca con finales ni arranques de cursada). Pero mis viejos no estaban muy de acuerdo, ya que «era chico como para vivir y trabajar en el exterior», además recién arrancaba la carrera. La cosa quedó ahí para ellos, no para mí. Al otro año volví con la misma propuesta, pero la respuesta fue diferente. Ahora había mutado a «sos chico, terminá la carrera y ahí hace lo que quieras». Dicho y hecho, terminé la carrera (aún me falta la tesina, je) y arranqué la travesía.
– Estuviste en el Mundial, ¿qué te pareció?
Así es. Fue la experiencia más loca y enriquecedora que haya vivido nunca. Desde que pisé el aeropuerto Domodedovo de Moscú, todo fue un flash. Ni te digo cuando la señora de migraciones nos recibió hablando en ruso. O cuando nos enfrentamos por primera vez con las líneas del metro moscovita, las cuales luego de 40 días en la Unión nos sabíamos de memoria.
– ¿Qué fue lo que más te impresionó?
– Si alguien me preguntara que fue lo que más te impactó de Rusia, sacando el Mundial que en sí fue nuestra razón de estar allá, diría que en primer lugar la gente, y luego la historia. Tanto las mujeres como los hombres, de cualquier edad, se mostraron serviciales en todo momento para aligerarnos la carga y la lucha contra el cirílico, un idioma que es la única barrera que impone respeto en el ex territorio de la URSS, sin contar a la Policía claro. Les cuento brevemente una de las tantas que nos pasaron, que refleja la calidez rusa.
El día que llegamos a Nizhni Novgorov de madrugada, para ver Argentina vs Croacia, un ruso nos encuentra caminando por la autopista en dirección al centro de la ciudad. Sin hacerle señas ni nada, frena su camioneta y se dispone a llevarnos gratuitamente a destino. Durante el trayecto conversamos y antes de llegar, para nuestra sorpresa, nos regala dinero alegórico del mundial. Nosotros plata no le íbamos a dar, pero le dimos un Milka mousse de chocolate, que como sabrán cotiza en bolsa cuando no estamos en Argentina.
Qué conclusión sacamos de esta situación, entre otras, que al vivir bajo la influencia occidental vemos al resto como fríos o exóticos porque eso es lo que consumimos culturalmente. ¿O Rusia no siempre es el malo y el incomprendido? Por lo pronto en nuestros 40 días, esa imagen jamás fue cierta. De hecho, todo lo contrario.
– ¿En cada lugar que viajás qué tipo de trabajo o tareas realizás para solventarte?
– Durante el Mundial, no trabajé. De hecho, había ahorrado y planificado el viaje para no tener que hacerlo. Pero aquí en Nueva Zelanda, si tuve la experiencia y la chance de hacerlo. Es difícil conseguir sin visa de trabajo, pero aún así siempre tenés la posibilidad de encontrar a alguien que te necesite. En mi caso, laburé durante una semana en un viñedo haciendo el mantenimiento del lugar. Desde cortar madera y podar, hasta atrapar ovejas a campo abierto; todo ingresó en el «contrato laboral» de palabra con mi empleador. Básicamente era «el che pibe», pero la verdad estuvo increíble.
– ¿Cuánto hace que estás en Nueva Zelanda?
– Llegamos el 20 de julio, por lo que hace días nomás cumplimos un mes en tierra kiwi.
– ¿Qué rescatás de la experiencia?
– Conocer gente de otros lados es la mejor parte de la experiencia. Tuve y tengo la suerte de compartir momentos increíbles con personas de Uruguay, Colombia, Chile, Alemania, Rusia, España, Australia y demás. Todos tienen algo para ofrecer y alguna enseñanza para regalar. Eso está increíble.
– ¿Cuándo tenés pensado regresar o cuál es el próximo destino?
– Aún no sé cuando será mi fecha de retorno a Argentina, pero si sé que en octubre voy a estar llegando a Francia para radicarme por unos meses en Marsella. La idea es vivir y aprender el francés, para luego en el próximo verano europeo recorrer Italia, Croacia, Grecia y varias playas de la costa del Mediterráneo.

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