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jueves, marzo 28, 2024

El perdón: Dejar atrás los rencores y la amargura

¿Quién no ha sido herido por las acciones o las palabras de otra persona? Tal vez uno de tus padres te criticó constantemente cuando crecías, un colega saboteó uno de tus proyectos, o tu pareja te engañó. O quizás tuviste una experiencia traumática, como abuso físico o emocional a manos de una persona en quien confiabas.

Estas heridas pueden dejarte con sentimientos duraderos de enojo y amargura — y hasta deseos de venganza.

Pero si no aprendes a perdonar, quizás seas tú quien pague el precio más alto. Al aceptar el perdón también podrás adoptar paz, esperanza, gratitud y alegría. Considera cómo perdonar puede guiarte en el camino al bienestar físico, emocional, y espiritual.

¿Qué es el perdón?
Perdonar significa diferentes cosas para diferentes personas. Pero generalmente implica una decisión de dejar atrás el rencor y los pensamientos sobre venganza.

Quizás siempre recuerdes el acto que te hirió o te ofendió, pero el perdón puede disminuir el poder que tiene sobre ti y ayudar a que te liberes del control de la persona que te hirió. El perdón puede incluso llevar a tener sentimientos de comprensión, empatía y compasión para la persona que te hirió.

Perdonar no significa olvidar, ni encontrar excusas para el daño que te hicieron, ni reconciliarte con la persona que te causó el daño. Perdonar da un tipo de paz que te ayuda a continuar con tu vida.

¿Cuáles son los beneficios de perdonar a alguien?
Dejar atrás los rencores y la amargura puede dar lugar a una mejor salud y más tranquilidad. El perdón puede llevar a:

Relaciones más sanas
Mejor salud mental
Menos ansiedad, estrés, y hostilidad
Presión arterial más baja
Menos síntomas de depresión
Un sistema inmunitario más fuerte
Mejor salud cardíaca
Mejor autoestima
¿Por qué es tan fácil tener resentimientos?
Ser herido por alguien, particularmente por una persona que tú quieres y en quien confías, puede causar enojo, tristeza, y confusión. Si piensas todo el tiempo en sucesos o situaciones que te hirieron, los rencores, los deseos de venganza y la hostilidad pueden enraizarse. Si permites que los sentimientos negativos sustituyan a los positivos, quizás encuentres que tu propia amargura o sentido de injusticia te abruman.

Algunas personas por naturaleza pueden perdonar más fácimente que otras. Pero aunque seas una persona rencorosa, casi cualquiera puede aprender a perdonar más.

¿Cuáles son los efectos de tener rencor?
Si no perdonas, quizás tú:

Traigas enojo y amargura a cada relación y nueva experiencia
Estés tan enfocado en la mala experiencia que no puedes disfrutar del presente
Te deprimas, o te pongas ansioso
Sientes que tu vida no tiene ni sentido ni propósito, o que estás en conflicto con tus creencias espirituales
Pierdes una conectividad con otros que es valiosa y enriquecedora
¿Cómo se llega a la etapa del perdón?
El perdón es comprometerse a un proceso de cambio personalizado. Para pasar del sufrimiento al perdón, quizás tú:

Reconozcas el valor de perdonar y cómo puede mejorar tu vida
Identifiques qué necesita sanar y quién necesita ser perdonado, y por qué acción
Consideres unirte a un grupo de apoyo o ver a un consejero
Aceptes las emociones causadas por el daño que te hicieron y cómo afectan tu comportamiento, y te esfuerces en dejarlas atrás
Elijas perdonar a la persona que te ha ofendido
Te apartes de tu papel de víctima y liberes el control y el poder que la persona que te ofendió y la situación en que lo hizo han tenido sobre tu vida
Al dejar atrás tu resentimiento, dejarás de definir tu vida por la manera en que te hirieron. Quizás hasta encuentres compasión y comprensión.

¿Qué pasa si no puedo perdonar a alguien?
Perdonar puede ser un desafío, especialmente si la persona que te hirió no admite haber actuado mal. Si encuentras que estás atascado:

Practica tu empatía. Intenta ver la situación del punto de vista de la otra persona.
Pregúntate por qué se comportaría de esa manera. Quizás tú habrías reaccionado de una manera similar si te hubieras enfrentado a la misma situación.
Reflecciona sobre los momentos en que has herido a otros y sobre los que te han perdonado.
Escribe en un diario, reza o usa meditación guiada — o habla con alguien que conozcas que sea sabio y compasivo, como un líder espiritual, un proveedor de salud mental, o un ser querido o amigo imparcial.
Ten en cuenta que perdonar es un proceso, y que incluso las heridas pequeñas quizás deban volver a ser consideradas y perdonadas una y otra vez.
¿El perdón es garantía de reconciliación?
Si el suceso que te hirió incluye a alguien con quien tenías una relación que valorabas, el perdón puede llevar a la reconciliación. Pero este no siempre es el caso.

La reconciliación puede ser imposible si la persona que te ofendió ha muerto o no quiere comunicarse contigo. En otros casos, la reconciliación puede no ser apropiada. Pero perdonar es posible — aunque la reconciliación no lo sea.

¿Qué hago si la persona a quien he perdonado no cambia?
Conseguir que otra persona cambie sus acciones, comportamiento, o palabras no es la idea cuando perdonamos. Piensa en el perdón más desde el punto de vista de cómo puede cambiar tu vida — al traerte paz, felicidad, y sanación emocional y espiritual. Perdonar puede quitar el poder que la otra persona sigue teniendo en tu vida.

¿Qué pasa si soy yo quien necesita ser perdonado?
El primer paso es evaluar y aceptar con honestidad el daño que has causado y cómo afectó a otros. Evita juzgarte con demasia severidad.

Si de verdad te sientes arrepentido de algo que dijiste o que hiciste, considera admitirlo ante las personas que has dañado. Habla de tu tristeza o arrepentimiento sincero, y pide perdón — sin dar excusas.

Pero recuerda que no puedes forzar a nadie a que te perdone. Los otros necesitan llegar a la etapa del perdón cuando estén listos. Pase lo que pase, comprométete a tratar a otros con compasión, empatía, y respeto. Escrito por personal de Mayo Clinic

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