spot_img
spot_img
21.1 C
Nueve de Julio
viernes, marzo 29, 2024

A dos años del asesinato de Ariel Lido Gomila

¿Qué fue lo que pasó aquella madrugada? Lo que a diario nos sigue sucediendo: la imposibilidad de vivir seguros en el sitio donde elijamos y de la manera en que decidamos hacerlo.
¿Quién era Ariel? Un hombre común pero un ser extraordinario: argentino de 77 años, esposo, padre y abuelo,
productor rural, pescador, amante de Independiente, honrado, laborioso y noble.
¿Quién lo mató? El sistema que perversamente convierte en socios criminales a quienes tienen el deber de protegernos.
Querido Ariel: durante estos 24 meses fueron muchas, tal vez demasiadas y agobiantes, las preguntas que nos hemos
hecho. Pero hay una para que la que hemos hallado sobradas respuestas, tristes algunas y providenciales otras.
Preguntarnos qué enseñanzas nos dejó tu partida inesperada es, nos parece, la forma más insigne de convertir tú
fugaz, injusta y perturbadora muerte en un suceso de crecimiento en los valores de la familia y la comunidad.
Nos enseñaste…
Que el poder corrompe cuando no somos valientes para elegir el camino de la honestidad moral.
Que la droga es el eslabón que se repite una y otra vez entrelazando criminalmente a una oscura fracción de la política, la justicia, las fuerzas de seguridad y el empresariado.
Que no todo es blanco o negro, que hay grises, pero que no hay tibieza válida cuando la omisión se convierte en
complicidad.
Que somos una sociedad extremadamente vulnerable y doliente, pero no lo suficientemente solidaria con el dolor y la lucha del prójimo.
Que nos están matando física y moralmente con la desidia política, legislativa y judicial.
Que es momento como sociedad de empoderarnos de empatía y de valores.
Que la delincuencia es ya un problema estructural de nuestra comunidad, y no una suerte de ensayos esporádicos.
Que no debemos resignarnos a la mutilación de derechos adquiridos, más bien es nuestro deber luchar
intelectualmente por ellos.
Que en una sociedad gobernada por la eficacia de los fines y no por la honradez de los medios, no podemos claudicar a la exigencia de transparencia, honradez y sensibilidad.
Que ya no somos un “pueblo chico” pero que aún podemos evitar ser un “infierno grande”.
Que la familia y los amigos son siempre el refugio del alma.
Que la vida es el don más preciado.
Deseamos de corazón que estas enseñanzas se conviertan en aprendizajes y vivencias constantes. No olvidaremos
quién fuiste, por qué dejaste de ser, quiénes no quisieron la verdad y quiénes sí. No olvidaremos que en la madrugada
del 6 de febrero de 2016 luego del sonido desgarrador de los disparos que sepultaron tu cuerpo, tu alma llegó hasta lo
más alto del cielo y desde allí nos ilumina en esta lucha por verdad, justicia y castigo. TE AMAMOS Y RECORDAMOS.
TU FAMILIA.

JUSTICIA X ARIEL GOMILA

Más noticias