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viernes, abril 19, 2024

Descubre lo que tu hijo adolescente debe comer

El aporte balanceado de nutrientes hará que su organismo crezca adecuadamente. Las verduras y frutas deben ser un componente importante de la alimentación de los adolescentes. Una de las características de la adolescencia es que el cuerpo crece y adquiere más peso. En este periodo se producen los “estirones”. En general, se considera que en este tiempo, los seres humanos adquieren el 25% de la que será su estatura definitiva, además del 50% de la masa esquelética –es decir de la formación de los huesos- y el 50% del peso corporal. Y todo ello depende de la alimentación. Una alimentación sana y equilibrada conseguirá que el organismo de nuestros adolescentes se forme adecuadamente.

Una mala alimentación, por el contrario, puede provocar problemas en el crecimiento y también suponer más riesgo de padecer enfermedades durante la madurez. Una mala alimentación pude ser tanto comer demasiado poco como hacerlo en exceso. Por eso es fundamental estar atentos a cómo se alimentan nuestros hijos adolescentes.

Buscar el equilibrio adecuado a cada caso. Está claro que no hay una dieta sana común para todos los adolescentes. En cada caso hay que buscar el equilibrio adecuado. Las necesidades nutricionales de cada chica o chico dependerán de su sexo, su edad, el tamaño de su cuerpo y su actividad. No debemos olvidar también que la adolescencia suele ser el momento en el que nuestros hijos practican más deportes, eso quiere decir que tendrán más desgaste energético y, por lo tanto, necesitarán mayor aporte de alimentos. Por eso puede ser conveniente consultar con su médico para saber cómo debe ser la alimentación correcta de nuestros hijos adolescentes.

Existen algunas pautas recomendadas por los expertos en nutrición adolescente: Aumentar el consumo de leche, aunque es preferible que sea baja en grasa. También puede sustituirse por yogur o queso fresco.
Elegir carnes de ave como pavo o pollo y pescado que tienen menos colesterol.
Aumentar el consumo de frutas y verduras frescas y legumbres. Consumir aceites vegetales preferiblemente crudos y dejar las frituras solo para momentos ocasionales. Disminuir el consumo de azúcar. Una buena forma de conseguir esto es ingerir menos bebidas azucaradas y comer menos dulces como helados, tortas o pasteles.
Disminuir el consumo de snacks y otros alimentos procesados que contienen mucha sal.

Vitaminas y minerales. Durante la adolescencia es muy importante que los chicos y chicas consuman las vitaminas y minerales necesarios para el buen funcionamiento de su organismo. Los padres deben saber que una alimentación variada y sana les aporta la suficiente cantidad de vitaminas y minerales que necesitan. Por eso es fundamental que antes de darle al adolescente cualquier suplemento vitamínico o de minerales, se consulte con su médico.

Implicar al adolescente en su alimentación. Alimentarse de forma adecuada no es solo el acto de consumir alimentos. Conocerlos y saber cómo deben ser preparados e incluso prepararlos es una parte del proceso de la alimentación que ayuda a tener una relación más sana con la comida. Por ello es conveniente que el adolescente tenga información sobre los alimentos y participe en la elección y preparación de sus comidas.

Además podemos aprovechar para pasar más tiempo con nuestro hija o hijo adolescente si le pedimos que cocine con nosotros o le enseñamos a preparar sus comidas.

Hábitos sanos de alimentación: Hacer todas las comidas –desayuno, almuerzo, merienda y cena- y a la misma o aproximada hora todos los días. Consumir cada día alimentos de todos los grupos: Buscar un equilibrio en el que pesen más los alimentos más saludables y menos los que tienen pocos beneficios para la salud como los dulces o la comida rápida. Comer cuando se tiene hambre y dejar de comer cuando uno está saciado. Es muy importante que los adolescentes sepan reconocer cuándo están comiendo porque tienen ansiedad o se aburren y diferenciarlo de cuando tienen apetito. Comer despacio y masticar suficientemente los alimentos. Una comida no debería durar menos de 20 minutos que es el tiempo que suele tardar el organismo en sentirse lleno.
Por lo que se refiere al aporte de calorías, se considera una relación adecuada el consumo del 25% en el desayuno, el 30% en el almuerzo, entre el 15 y el 20% en la merienda y entre el 25 y el 30% en la cena.
No olvidar nunca la importancia de desayunar convenientemente. Es la primera comida del día y la que aportará a los adolescentes la energía que necesitarán hasta el almuerzo.

Comer es un placer. Comer es además de una necesidad vital, una actividad cultural. Conseguir que nuestros hijos se interesen por los alimentos, su origen o sus posibles preparaciones enriquecerá sus puntos de vista. Y no debemos olvidar que en la comida participan todos los sentidos: enseñemos a nuestros hijos a disfrutar de ello.

También es muy importante que prestemos atención a posibles alteraciones en los hábitos alimenticios de los adolescentes ya que esta también es la etapa en la que suelen aparecer los trastornos de la alimentación como la anorexia y la bulimia. Y si creemos que nuestros hijos pueden estar en esa situación debemos consultar inmediatamente con su médico.

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