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Alberto Oscar Capriroli. Alma de pueblo, mentalidad de progreso

[6 de octubre de 2009]

-Oriundo de Dudignac, formó parte de todas las comisiones de la localidad: se destacó como presidente de la Cooperativa Eléctrica, y actualmente preside el Foro Comunitario, que aglutina a todas las instituciones.

-En todos sus trabajos y tareas, demostró su honestidad y su hombría de bien.

Alberto Oscar Capriroli nació en 1937 “en Chivilcoy, accidentalmente”, dice, pero proviene de una familia añeja de 9 de Julio, “de 1884”, precisa, “cuando llegaron acá mis bisabuelos, de Suiza, con tres hijos, entre los que estaba mi abuelo”.

De una familia dedicada a las tareas agropecuarias, cuenta que “mis padres, Alberto “Beto” Capriroli e Irma Monasterio, vivieron toda la vida en Dudignac y 9 de Julio. Yo estuve en el campo hasta los siete años, después me vine a 9 de Julio, donde hice la escuela primaria en la Escuela Nº 1 hasta 5º grado, sexto en el Colegio Cavallari, y la secundaria en la Escuela de Comercio”.

Se recibió en 1955, “el año de la revolución libertadora”, evoca, y desgrana una anécdota particular: “con un grupo de amigos tomamos la escuela, un poco por la aventura de los 17, 18 años que teníamos, y un poquito por la política: se seguían dictando cátedras alusivas al gobierno peronista, en esa época, y pensamos que la solución era tomar el colegio para erradicaran estas cátedras”, explica.

“Estuvimos dos días y dos noches dentro del colegio, con las puertas lacradas, la Policía nos custodiaba, la gente se portó muy bien. Todavía estaba en la intendencia en manos de Horacio Italiano, que era peronista. Estuvimos ahí hasta que logramos que nos enviaran un interventor. Nombraron un triunvirato, Raquel Villafañe de Sendoya, Nora Galán de Orbea, y Florentino García se hicieron cargo de la escuela, hasta que lo pusieron de interventor al Dr. Aníbal Monte. Después, sería director Ernesto Prieto Hayes, hasta que se jubiló”, rememora con memoria indeleble.

Al año siguiente, marchó a Buenos Aires a estudiar derecho. “Hice un solo año, no me gustó, no me adapté, y me volví. Teníamos un pedazo de campo en Dudignac, mi padre había muerto en 1955, antes de recibirme, y yo era único hijo. Me quedé en Dudignac, entré a trabajar en una firma de comercio de ramos generales muy conocida en Dudignac, García Alonso y Cía, de la que el gerente era tío político mío, mientras organizaba mi campo”, relata. “Después tuve la representación de la feria de Caldentey en Dudignac, la inauguramos con instalaciones y todo, en 1965, y también en Santos Unzué”.

“Luego de ese período, compré una parte de una veterinaria de un íntimo amigo, que tuvo la mala suerte de morirse en un accidente, y con otros socios, el Dr. Juárez y Nicolás Zabala, compramos la veterinaria, que tuvimos once años. Yo era el gerente de la firma, en esa época no había otras veterinarias, trabajábamos muy bien, y también salía a vacunar y a hacer trabajos de campo”, comenta.

Trabajo para el pueblo

Paralelamente a sus actividades, intervino en cuanta comisión había en Dudignac, “porque me gustaba trabajar para mi pueblo”, asegura.

En el Club Atlético Dudignac estuvo trabajando en varios puestos: “como vocal, secretario, vicepresidente, estuve alrededor de 17 años. Accidentalmente vivo enfrente al club, así que vivo en el club”, dice entre risas.

Entre otras cosas, fue tesorero de la Cooperadora Policial, “cuando existían las cooperadoras policiales, estuve en la comisión de una escuelita de campo, también fuí presidente de una comisión por los 90 años de Dudignac”, enumera.

“Después, fui vicepresidente de la comisión pro acceso Dudignac-Ruta 65. Eso fue fantástico”, evoca, “muchísimos años peleando, y todavía le tenemos que poner el nombre al acceso. Tener ese acceso nos unió con 9 de Julio, con la civilización, porque estábamos un poco abandonados allá por las inclemencias del tiempo, y otras cosas”.

La cooperativa Eléctrica

Al tiempo en que se desempeñaba en estas entidades, estuvo 24 años en el Consejo de la Administración de la Cooperativa Eléctrica, y los últimos 16 años, hasta su retiro, fue su presidente. Durante su presencia en esta entidad, hubo grandes avances comunitarios. “La Cooperativa Eléctrica formó parte de muchas cosas: con el gobierno de Garabano se hicieron las cincuenta cuadras de pavimento, cuando era presidente de la cooperativa Héctor Cuaroni. En la presidencia de Eduardo Lorenzo, se logró la automatización de teléfonos, cuando otras ciudades mucho más grandes no lo tenían”, destaca.

Por otra parte, señala que “la Cooperativa ha construido casi ochenta viviendas, por el Instituto Nacional de la Vivienda, como empresa constructora”. A estos logros se suman, por ejemplo, “el agua corriente, la sala velatoria en el edificio propio, cloacas, estamos conectados con una línea de 33 CDA con Mosconi y 25 de Mayo, no dependemos de 9 de Julio, tomamos luz por otro lado”.

Agrega a esto que “participamos en la creación de Coodecoop, que conformaban todas las cooperativas del interior más la Mariano Moreno. Nos molestó bastante la medida del gobierno radical de eliminarla”, afirma.

Para sintetizar la importancia de esta institución, sostiene que “la Cooperativa Eléctrica ha sido una empresa que ha marchado al compás del progreso, un grupo de gente que ha querido trabajar. Porque hay que andar, contactarse, ponerle horas. En la época en la que fui presidente, tenía un gerente, que era Jorge Cuaroni, que era muy capaz, inteligente, creativo, y honesto”, reconoce, entre otros buenos colaboradores.

Un paso por la política

En pocas palabras, resume su breve actuación en política. En el año 1962, fue secretario de Ismael Bono, “cuando fue Sub Intendente de Dudignac, cargo que desempeñé durante ese año”, recuerda.

“En 1963, fui electo Concejal municipal de 9 de Julio por ‘Unión Conservadora’, cargo en el que estuve casi dos años”. Luego fue presidente del comité de este mismo partido, en Dudignac.

“Más, en el apogeo de la UCD, participé en esa agrupación política, acompañando a un amigo del pueblo, Carlos Ruggiero, que era candidato a Senador Provincial por la Cuarta Sección Electoral”. Esa fue su última participación.

La honestidad ante todo

Otro capítulo aparte en su historia lo forma una experiencia dificultosa que supo resolver con gran entereza y honestidad. “Me convocaron un grupo de vecinos del campo, para formar una sociedad anónima para dedicarse al acopio de cereal, Productores Asociados del Centro Sociedad Anónima (PACSA), con la idea que yo, como productor, fuera gerente de la firma. Así que estuve en eso 14 años. Al principio éramos como diez socios, con el tiempo quedamos cuatro. Compramos el terreno, hicimos la planta de silos, que todavía está, la tiene Marcos Ugolini”, refiere.

El negocio marchaba bien, hasta que en 1991, “Tuvimos la mala suerte que un corredor de Buenos Aires con el que nos manejábamos en todos los negocios, nos estafó, se nos quedó con una cantidad de mercadería. Nosotros éramos una firma mediana, y no pudimos arreglar el tema. Pudimos haber tomado cualquier ‘atajo legal’, que están permitidos, porque en realidad la estafa fue en la figura de nosotros, pero la mercadería que se quedó este señor era de nuestros clientes. Pero optamos por afrontar todo eso. Vendimos terreno, planta de silos, el escritorio, las herramientas, todo, y hasta tuvimos que poner algo. Los cuatro socios; Meloni hermanos, Santarosa hermanos, Roberto Randazzo, y yo, decidimos que no nos íbamos a ir de Dudignac, teníamos vergüenza”, explica.

“Y en seis meses habíamos abonado hasta el último centavo a todos los clientes, que todavía nos ven y nos felicitan”, asegura. “Económicamente, quedamos muy maltrechos, pero con la frente alta”, concluye, sobre esta experiencia.

El Foro Comunitario

Actualmente es presidente del Foro Comunitario de Dudignac. Recuerda que “nació hace seis o siete años, por una idea de Jorge Cuaroni, acompañado por mí”. Y explica que “está compuesto por las instituciones del pueblo. Necesitamos el apoyo de la gente, porque hay muchas cosas para hacer, como apoyar a las autoridades, peticionar, para lograr algunas cosas que el Delegado no puede o no ve, porque no puede estar en todo. Entonces, podemos hacer sugerencias y otras cosas que hagan a una mejor calidad de vida de los dudignaquenses”, sostiene.

Entre otras cosas, destaca, por ejemplo, “una casa que tenemos en Tandil, alquilada para estudiantes. En este momento, hay cuatro estudiantes, dos de 9 de Julio y dos de Dudignac, y el año que viene van a ingresar tres más. Con un apoyo financiero relativamente pequeño de los padres, más una ayuda de la Municipalidad de 9 de Julio, pagamos el alquiler todos los meses. El foro no tiene fines de lucro, ni bienes de ninguna clase”, aclara.

Uno de los proyectos tiene que ver con el centenario dudignaquense. “Estamos empeñados, despacio, porque todavía faltan como 20 meses, pero no podemos darnos el lujo de fracasar”, asevera, y comenta que quieren aprovechar experiencias como la de la celebración de Moquehuá, que tuvo gran repercusión. “Tenemos la idea también, estamos trabajando con la Municipalidad, de que nos cedan algún galponcito del ferrocarril, para hacer un museo y un centro cultural”, adelanta.

Una localidad donde se vive bien

Alberto Capriroli afirma que en Dudignac hay una buena calidad de vida: “estamos bien, cerquita de 9 de Julio, y todavía viviendo tranquilos”, asegura.

Por eso aún reside en esta localidad con su esposa, Delia Santilli, con quien tiene dos hijos: Alberto, concejal del PJ, y María Leonor, profesora nacional de música. “Tenemos siete nietos, uno en camino, dos bisnietos”, comenta, orgulloso.

Además, este referente de su pueblo afirma que “Dudignac ha crecido. Tiene alrededor de 3400 habitantes, llegó mucha gente de afuera”. Explica este crecimiento en que “tenemos todo en Dudignac: el pueblo limpio y prolijo, un hospital muy bien puesto, donde ahora ha venido otro médico, tenemos Banco Provincia. A nivel educativo, desde el Hogar Agrícola, hay un Centro Complementario, un jardín de infantes que cuando se inauguró, era un edificio modelo en la provincia de Buenos Aires, y la escuela primaria y secundaria, donde dentro de poco se van a inaugurar las refacciones. El año pasado egresaron de la secundaria de Dudignac 43 alumnos”, destaca.

No obstante de vivir bien en su pueblo, viene seguido a la ciudad cabecera del partido, “porque tengo, entre Dudignac, Santos Unzué y Corbett, el manejo de la obligatoriedad de la vacunación aftosa, de FUNUESA”, señala.

Por otra parte, afirma que “la ciudad de mis amores es 9 de Julio. Hice toda la primaria, la secundaria, tengo los amigos, los compañeros, tal es así que todos los años los organizo para una cena de encuentro en Rincón Criollo. Tengo un grupo muy lindo de compañeros de la secundaria: Enrique Alvarez, Jorge Cardinal, Ruben Marrafino, el Dr. Luis Canusso, el Dr. Ruben Tinetti, y todos los demás”, enumera.

Palabras finales

Dicen que la tierra tira, y Alberto Capriroli es un fiel ejemplo de esta realidad. De firmes raíces en su localidad, hizo lo posible para hacerla crecer, desde el lugar que fuera, a veces como simplemente uno más en la comisión de alguna entidad, a veces desde un importante cargo directivo. Y, más allá de varias razones que tienen que ver con el progreso, las raíces y el bienestar, sigue unido a su Dudignac por un entrañable afecto, que demuestra dándole lo mejor de su tiempo.

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