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jueves, abril 25, 2024

La secretaria nacional de Niñez pidió mantener la imputabilidad en «la edad mínima de 16 años»

El plan del Gobierno Nacional para bajar la edad de imputabilidad a 14 años encontró un obstáculo impesado en las declaraciones de una funcionaria muy cercana a María Eugenia Vidal. Todo lo que dijo.
La secretaria nacional de Niñez, Yael Bendel, emitió un contundente comunicado en el que dejó claro que su Secretaría apoya lo resuelto por el «Consejo Federal de Niñez, Adolescencia y Familia», donde se acordó «elaborar un Proyecto de Ley de Responsabilidad Penal Juvenil manteniendo la edad mínima en 16 años”.
«Adquieren especial importancia el principio de especialidad y el principio de no regresividad y progresividad, derivados de distintos instrumentos normativos internacionales, como la Convención sobre los Derechos del Niño y otros tratados y declaraciones internacionales sobre Derechos Humanos”, señala el comunicado y agrega que “en este marco el Consejo Federal acordó profundizar los compromisos asumidos en actas anteriores, entre los que se encuentran los pisos mínimos para el establecimiento de un régimen penal juvenil”. “Esos estándares comprenden el mantenimiento de la edad mínima de responsabilidad penal en 16 años”, sentencia el texto.
Según publicó el portal La Política Online, Bendel que desde hace años es amiga de Vidal y de su actual jefa, la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley, ya tenía diferencias con el ministro de Justicia, Germán Garavano, cuando ambos integraban el ministerio Público de la Ciudad. Ella era asesora general tutelar y el ahora ministro era el fiscal general porteño.
Que la edad sea 16 es lo que te habilita a interponer habeas por debajo de esa edad. No reduzcamos DERECHOS con falsos discursos de gtias. https://t.co/sRBTSOt42Q— Yael Bendel (@yaelbendel) 6 de enero de 2017-

La historia de Juan
La Dra.Yael Silvana Bendel es autoridad de la Secretaría Nacional Niñez, Adolescencia y Familia.
Hemos compartido del facebook de Yael Bendel la siguiente relato:
Un día nació Juan. No sé que día porque nunca se lo dijeron.
Juan arrancó la vida llorando, como todos los bebés, y siguió llorando hasta que dejé de llorar.. porque el llanto no tenía respuesta.
A los pocos meses Juan ya conocía los golpes, los gritos, los baños de agua fría, el hambre.
Juan no pedía que lo levantaran porque apenas conocía los brazos de sus padres.
Con el tiempo aprendió a caminar y ya podía incluso comer algo que encontrara tirado.
Era un paciente habitual en distintos hospitales, por cortes, fracturas, etc.
A los 6 años Juan se paraba en las esquinas y pedía plata a los conductores de los autos, en su mayoría le cerraban las ventanas y lo miraban con asco.
Algunos le daban monedas y cuidaban de no tocarlo.
Los padres de Juan habían entrado y salido de la carcel más veces de las que Juan sabía contar. De la madre se sabía que tenía una condena por asesinato pero como tenía a Juan que era chico, le dieron prisión domiciliaria. Del padre se sabía que era narco, pero como tenía «cobertura» de la policía, podía trabajar tranquilo.
La justicia lo tenía condenado pero por alguna razón había obtenido la libertad.
Juan ya tenía 8 años y podía comer las sobras que le daban en un lugar de comidas rápidas. Tenía que esperar al cierre y ahí, antes de tirar las sobras, repartían un poco para los pibes que se juntaban en la esquina a pedir.
Juan no sabía lo que era la escuela pero sabía que a las 12 y 30 salían todos los pibes de su edad de un edificio, con sus mochilas y guardapolvos, y que algunos padres, por miedo o lástima le tiraban unas monedas.
Juan veía que algunos se cruzaban pero ya no le llamaba la atención, así había sido desde siempre.
Juan perdió su primer diente cuando no juntó la plata que le pidíó la madre.
El segundo lo perdió cuando se negó a que un pibe que ranchaba con el (de 18) lo trató de violar. Ahí no sólo perdió el diente.
Un día alguien hizo una denuncia y contó que el hermano de 20 de Juan lo explotaba sexualmente y laboralmente a él y a varios de sus amigos. La justicia dijo que como Juan no lo había reconocido en el juzgado, había falta de mérito.
Ese mismo alguien denunció a la ferretería que le vendía pegamentos al grupo de Juan. La justicia dijo que no había pruebas.
Más tarde esa misma persona denunció una red de trata de la que Juan era víctima. Se aportaron direcciones, teléfonos, nombres apellidos, la justicia dijo que si la víctima no lo declaraba no podía continuar con la investigación.
Los denunciantes terminaron amenazados, amedrentados y viviendo sin poder salir de sus casas por un tiempo.
Juan en la calle. Ya casi no tenía sus dientes. Tenía 11 años. Estaba las 24 hs. bajo el consumo de las drogas, lo explotaban sexualmente. Su madre seguía pidiéndole plata a cambio de golpes y su padre en su auto lujoso casi sin contacto con su hijo.
Un día el hermano le regaló un arma y le dijo, «ahora cuando salgo de ese bar subite al auto y dispará».
Hoy estamos discutiendo si meterlo preso o no a Juan.

bendel9

juan

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