1) Forma parte de sus vidas.
Dedicale tiempo a tus hijos y demostrá interés en lo que a ellos les pasa.
2) Escuchálos.
Demostrar una buena disposición para escucharlos los ayuda a sentirse más cómodos escuchandote.
3) Demostrá coherencia entre lo que decís y hacés.
Cuando se trata de drogas, no existe el “Haz lo que te digo, no lo que yo hago”. Sí consumís drogas, no esperes que tus hijos sigan tus consejos.
4) Sé sincero.
Es importante estar bien informado pero no pretendas saberlo todo. Podés decir “No lo sé pero trataré de averiguarlo”.
5) Elegí el momento apropiado.
Es importante que encuentres el momento apropiado para discutir el tema buscando las oportunidades naturales a medida que se presentan.
6) Mantené la calma.
No reacciones en forma exagerada. Un buen diálogo se logra con sinceridad y no con sermones.
7) Evitá los conflictos.
Trata de comprender el punto de vista de ellos y alentarlos a entender el tuyo. Una buena comunicación se establece cuando manejan los mismos códigos.
8) Continuá hablando.
Una vez que han tenido una conversación, es importante tener otra. Debés estar siempre bien dispuesto a hablar con tus hijos acerca de las drogas.
9) Establecé límites claros.
La mayoría de los jóvenes espera y aprecia algunas reglas básicas. Permitirles tomar parte en la fijación de las reglas los estimula a asumir una mayor responsabilidad en acatarlas. Una vez establecidas, hacelas cumplir y asegurate de que sepan cuáles serán las consecuencias de su incumplimiento.
10) Centrá la atención en lo positivo.
Destacá la buena conducta de tus hijos y aquellas actividades que hacen bien. Alentalos a sentirse bien sobre sí mismos y haceles saber que merecen respeto.
