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Nueve de Julio
miércoles, abril 24, 2024

El adiós a un Marianista

roque llamas

El miércoles último, en la ciudad de Buenos Aires donde residía, ya retirado de sus actividades educacionales, falleció el religioso marianista Roque Llamas.
Español de nacionalidad, había nacido el 19 de diciembre de 1936. Había abrazado el carisma de la Compañía de María (Marianistas) siendo muy joven, tanto así que en el año 2014 había celebrado el 60º aniversario de su profesión religiosa.
Roque había llegado a la Argentina promediando la década de 1950. De un fuerte perfil educador, se desempeñó como profesor de Matemática y Física en los colegios marianistas de Buenos Aires, en Monte Quemado (donde estuvo por espacio de veintidós años) y en 9 de Julio, comunidad en la que residió en al menos dos períodos.
De sólida formación en las disciplinas que dictaba fue, ante todo, un religioso de gran humildad y entrega a su vocación consagrada. Su carácter o su personalidad le hacía parecer, sobre todo en su etapa madura, distante o parco; sin embargo, ni bien se interactuaba con él se podía hallar en su corazón a un hombre bueno que vivía la espiritualidad marianista con auténtica vocación.
A sus alumnos acostumbraba decirles: “Tú crees el Credo, lo demás demúestralo”. Con esa afirmación, en la simpleza de esas palabras,  quería transmitir mucho.
En el último período en que vivió en la comunidad de 9 de Julio se lo vio en infinidad de veces caminar las calles de la ciudad. La mayoría de las veces atravesando las cuadras que separan el colegio de la Catedral, para asistir a misa o a rezar; en otras ocasiones, solamente caminaba con tono sobrio aunque distendido o, tirando del carrito de compras, concurría a los comercios para colaborar con el economato de la comunidad.
Su vida fue, en efecto, una constante entrega a su Congregación y a la Iglesia. Consustanciado con la riqueza de la espiritualidad marianista supo vivir la riqueza del Método concebido por su padre espiritual, el Beato Guillermo José Chaminade. Así, valoraba las virtudes del silencio, el recogimiento y la obediencia. Sabía que amando  el silencio, encontraría la voz de su Señor, pues “Dios habla al corazón de los que callan para escucharlo».
Roque Llamas fue despedido por sus hermanos marianistas en la Parroquia Santa Julia, con una Misa celebrada en su memoria.

 

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