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Nueve de Julio
jueves, abril 25, 2024

Luciano Morosi

lucianomorosi Una vocación científica
* Biólogo nuevejuliense, graduado en la UBA, en este momento se encuentro trabajando en la elaboración de sus tesis de doctorado en inmunología en el laboratorio del Dr. Rabinovich, en Buenos Aires.
* En el verano del año 2006, participó de un Campamento de Ciencias, organizado por  “Expedición Ciencia”. Esta fue una experiencia extraordinaria.
* Actualmente integra “Expedición Ciencia”, una ONG conformada por científicos, educadores, estudiantes y profesores de Educación Física y recreación, dedicada a la difusión del pensamiento científico para chicos del secundario.

Días pasados, la prestigiosa revista “Science”, centenaria publicación científica de renombre mundial, órgano de expresión de la American Association for the Advancement of Science (AAAS), publicó una interesante nota escrita por el biólogo nuevejuliense Luciano Gastón Morosi. En la misma, el experto se refería a los Campamentos de Ciencia que viene desarrollándose desde hace varios años, fomentados por la institución “Expedición Ciencia”.
Luciano es un joven científico que, en estos momentos, se encuentra trabajando en su tesis doctoral. Además, participando en “Expedición Ciencia”, permite a muchos otros jóvenes acercarse al maravilloso mundo del saber científico a través de los campamentos que organizan anualmente.
Nacido el 7 de Abril de 1989, en 9 de Julio, en la Clínica Oeste, son sus padres la licenciada  María Teresa Stornini y el ingeniero Ricardo Morosi. Además, tiene dos hermanos mayores, Esteban y Julián.
Su  infancia transcurrió enteramente en esta ciudad. “Por fortuna –explica, en una entrevista mantenida con EL 9 DE JULIO- tengo los mejores recuerdos: el jugar con mis hermanos, vecinos, y mis amigos y hermanos por adopción que me dio el colegio, el club, la vida misma”.
Sus estudios primarios y secundarios los cursó en el turno mañana de la Escuela Normal Superior, donde egresó del  Polimodal, en el 2006, con  orientación Ciencias Naturales.
Luciano, asimismo, ha tenido oportunidad de practicar el deporte.
“Mi adolescencia –recuerda- fue muy movida, deportivamente hablando. Realicé durante varios años gimnasia deportiva, a nivel de competición regional, provincial y nacional, en el Club Libertad. Durante los veranos hacíamos toda la preparación física con natación, y aprovechaba y competía también porque me encantaba. Hoy sigo haciendo natación, pero realizando entrenamiento para aguas abiertas”.

LA BIOLOGIA COMO ELECCION
El gusto y el interés por la naturaleza, a Luciano, le vienen desde muy pequeño.
“Recuerdo –manifiesta- el hermoso sentimiento de maravilla por la naturaleza que me rodeaba, cuando íbamos a visitar a mis abuelos al campo. Incluso hoy cuando visito el Parque ‘General San Martín’ con mis dos perras, me cuesta no detenerme en medio de los árboles y el pasto, contemplar con profundidad el verde, los insectos, el agua. Recuerdo también el crecer viendo en Discovery Channel o NatGeo todos los programas que había sobre animales, el océano profundo, la selva, y quedarme boquiabierto por la enorme diversidad de organismos que existen en el planeta. También, y desde muy pequeño, me gustaban mucho los dinosaurios, tenía un montón de libros sobre ellos y pasaba horas imaginándome cómo eran de grande, como lucían o se movían”.
A medida que esos “gustos” se fueron afianzando, también comenzó a cursar materias en el colegio como matemática, física y química. En ese momento fue cuando comenzó  a plantearse la posibilidad de seguir un camino hacia las ciencias.
“Siempre –admite- fui, y soy, muy curioso e inquieto, pero fue por ahí donde comencé a vislumbrar el volcar esas capacidades en hacer ciencia, es decir, formarme para dedicarme a la vida científica. Obviamente, al llegar a los últimos años del colegio, tenía un montón de opciones a seguir, y todas me atraían: química, bioquímica, biología, física, medicina, incluso hasta llegué a considerar sociología, aunque sea una ciencia social, porque me parece muy interesante”.
A la hora de decidirse definitivamente por seguir la carrera de Biología, tuvo gravitación el campamento de Expedición Ciencia, al que asistió en enero del 2006, antes de comenzar mi último año en la escuela secundaria. En esa ocasión, tuvo contacto con verdaderos científicos de distintas ramas, los cuales le aconsejaron y guiaron.

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LOS ESTUDIOS UNIVERSITARIOS
Independientemente de lo que eligiera, existía algo muy claro: iba a radicarse en la Capital, e iba a estudiar en la Universidad de Buenos Aires. Esta elección se debía a la excelencia y prestigio de esta casa de altos estudios; pero, al mismo tiempo, porque tenía lugar en donde vivir con sus hermanos.
Por medio del programa UBA XXI cursó y aprobó tres materias del Ciclo Básico Común. De esta manera, en 2007, cuando comenzó a frecuentar la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, durante el primer cuatrimestre, completó las cuatro materias restantes del CBC, pudiendo iniciar en el segundo cuatrimestre de ese año  la carrera de Licenciatura en Ciencias Biológicas.
Luciano Moroso se graduó el 21 de marzo de 2013, defendiendo una tesis de licenciatura, en la cual trabajó por dos años y medio. En este caso, realizó investigación básica en el metabolismo y genética de un parásito unicelular de plantas emparentado con Trypanosoma cruzi (el agente etiológico de la Enfermedad de Chagas-Mazza).

MOMENTOS CLAVES EN SU FORMACION
Luciano Morosi considera que “los años de la licenciatura fueron gloriosos, no sólo por todo lo que me abrió la cabeza, sino por toda la gente que conocí y me llevo para toda la vida”.
“Desde –añade- un punto de vista intelectual, la carrera de biología es la más amplia de las ciencias. Te abre un abanico de posibilidades increíbles, y justamente durante los primeros años de la carrera se cursan materias generales como para tener un pantallazo, aunque escueto, de todo lo que se puede hacer. En la etapa más avanzada de la carrera, se elige una especialización”.
Las carreras de ciencias, y en particular biología en la UBA, tienen la particularidad que los profesores que dan las materias realizan activamente investigación científica en esos temas. Los alumnos tienen la posibilidad de tener  adelante  a un profesor que no sólo está enseñando un tema, sino que está empujando un poco más la barrera del conocimiento en esos temas, porque se dedican a ello. “Eso –para Luciano-  es algo único, súper inspirador y apasionante, que curiosamente ocurre, al menos en Argentina, sólo en universidades públicas”.
A lo largo de la carrera universitaria tuvo el placer de conocer, relacionarsee y aprender de mentes y personalidades brillantes de la ciencia argentina en distintas áreas: el doctor Gabriel Rabinovich, en inmunología. “No sólo es un científico de altísimo renombre internacional sino que también fue el mejor profesor que tuve, y al conocerlo en la materia Inmunoquímica, hoy es con orgullo mi director de doctorado”, dice.
Otro profesor destacado en su formación es el doctor  Galo Soler-Illia, quien, según  el entrevistado, “no sólo fue un profesor bárbaro, sino que también es un gran divulgador de la nanotecnología, a lo que se dedica, siendo panelista del programa Científicos Industria Argentina de Adrián Paenza”.
En el mismo sentido, el doctor Alberto Kornblihtt (destacadísimo biólogo molecular); el doctor Eduardo Artz (neuroendocrinólogo renombrado, director del instituto asociado a la Sociedad Max Planck que funciona en el nuevo Polo Científico y Tecnológico); entre otros, también han contribuido de modo referencial en su carrera.
“También influyó mucho en mí quien fue mi directora de tesis de licenciatura, la Dra. Carolina Carrillo. Bióloga molecular de formación, y parasitóloga especialista en tripanosomátidos por elección, convicción social y pasión. Con ella aprendí a caminar los primeros pasos en hacer ciencia”, refiere..
Durante la carrera universitaria, Luciano recibió dos becas y una distinción: en 2009, la beca “In Libris Carpe Rosam”, en Ciencias Biológicas para estudiantes menores a veintidós  años, por un lapso de 2 años, otorgada por mérito académico por la Academia Nacional de Ciencias Exactas y Naturales (ANCEFN). Luego, en 2010, un diploma por parte del Rectorado de la Universidad de Buenos Aires, también por mérito. Por último, en 2011, una Beca Estímulo a las Vocaciones Científicas, por el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN). Esta le fue conferida para realizar parte de la investigación que estaba realizando con la doctora. Carolina Carrillo, en la Fundación Instituto Leloir (antes llamada Fundación Campomar), que condujo a su tesis de licenciatura.

AREAS TEMATICAS DE SU INTERES
Al ser consultado acerca de cuáles son los campos o áreas, dentro de la biología que más le interesan, Luciano, indicó que se  siente más atraído por aquellos temas en donde se trata de dilucidar la mecanística de cómo funcionan los sistemas biológicos, en las escalas de organismo, células, moléculas y genes.
Tal como lo explicita el experto, “ll inmunología y la fisiología son campos donde estos temas se interconectan, en especial cuando se investigan patologías y se buscan terapias”.
“Siento –expone- un gran sentimiento de retribución. Toda mi formación (escolar y académica) fue en el ámbito público, y se sostiene por los impuestos de todos. Si la ciencia que hago puede, aunque sea a un futuro lejano, aportar al conocimiento de aspectos de patologías, o al desarrollo de terapias, me siento pleno sabiendo que devolví algo”.
Una experiencia muy importante que vivió durante el 2012, su último año de cursada. Lo fue el haber participado junto con un equipo interdisciplinario de estudiantes de su Facultad, en una competencia internacional de biología sintética llamada IGEM.
“Fuimos –comenta- el primer equipo argentino en participar en esta competencia, fue un desafío inmenso y un aprendizaje espectacular, y pudimos publicar recientemente en una revista el trabajo que realizamos. Logramos, luego de conseguir una medalla de bronce en la fase latinoamericana, clasificarnos y participar de la instancia mundial en Estados Unidos”.
No sólo lo nutrió como experiencia personal, sino que lo vinculó con una disciplina totalmente novedosa: la biología sintética. Esta opera en la interface entre la biología molecular clásica, la genética, biología de sistemas, física, matemática, entre otras. Novedosa, es algo de lo que se hablará mucho en el futuro por su enorme potencialidad. Es algo en lo que se mantiene alerta.

TRABAJANDO EN LA TESIS DOCTORAL
En el laboratorio, donde actualmente  trabaja, viene trabajando, desde hace muchos años, en unas proteínas llamadas Galectinas. De acuerdo a lo descrito por Luciano, “las Galectinas cumplen muchos roles fisiológicos, en especial modulando al sistema inmunológico”.
“Galectina-1, -agrega- caracterizada inicialmente por mi director y con muchísimo trabajo luego realizado por el laboratorio,  permite en aquellos tumores que la producen en gran abundancia que puedan escapar del sistema inmunológico, crecer y, eventualmente, diseminarse a otras partes del cuerpo. En contraparte, su ausencia conlleva a procesos inflamatorios autoinmunes, como la artritis reumatoidea, entre otras”.
“Me encuentro trabajando en dos temas principales en mi tesis doctoral. Por un lado, el rol de Galectina-1 en enfermedades inflamatorias intestinales, y la posible utilización de esta como agente terapéutico. Por otro lado, cómo la microbiota intestinal (también llamada flora) influye en el sistema inmune asociado a la mucosa, y si las Galectinas están involucradas en este proceso”, expresa.
Para realizar su investigaci{on y tesis de doctorado, cuenta con una beca doctoral por cinco años del CONICET desde abril de 2013.

LA DOCENCIA
El acercamiento de Luciano hacia la docencia data de sus inicios en la carrera universitaria. En efecto, durante dos años y medio se desempeñó como Ayudante de Segunda, en dos departamentos distintos de la Facultas de Ciencias Exactas y Naturales: un año y medio en el Departamento de Química Biológica (QB), y un año en el Departamento de Fisiología, Biología Molecular y Celular (FBMC). Cabe remarcar que, para conseguir estos cargos, Luciano debió concursar y, habiendo quedado en la nómina, y obtenerlos fueron cargos rentados.
“En este momento –considera Luciano- tengo un cargo de Ayudante de Primera en el departamento FBMC, y soy parte de trabajos prácticos de una materia de primer año de la licenciatura en biología. La docencia es mi segunda pasión. Me trae muchísima satisfacción, me encanta. Es la mejor forma de devolver todo lo que se aprendí durante la carrera, y la experiencia personal ganada en laboratorios de investigación”.

 ¿QUÉ ES EXPEDICIÓN CIENCIA?
Luciano Morosi, de una manera clara, nos orienta acerca de la naturaleza de la “Expedición Ciencia”. Se trata, “de una asociación civil sin fines de lucro, conformada por científicos en distintas etapas de formación (investigadores, becarios doctorales, estudiantes), educadores, profesores de educación física y recreación, dedicada a la promoción de las ciencias y el pensamiento científico en los jóvenes”.
“Realizamos –puntualiza- campamentos de ciencia, talleres en colegios o exposiciones, charlas, etc.
Expedición nace en 2003 de la mano de Gabriel Gellon, Melina Furman, Diego Golombek y Alberto Maier (los tres primeros biólogos, investigadores en distintas ramas de la ciencia y la educación, y Alberto es profesor de educación física y montañismo), a partir de la convicción de que el rigor del pensamiento científico puede combinarse con la pasión por el descubrimiento, y que la enseñanza de la ciencia puede convertirse en una verdadera aventura”.
El  objetivo de la entidad consiste es “imaginar y llevar a la práctica actividades variadas e innovadoras en educación de las ciencias”.
“Concebimos a la ciencia como apasionante exploración: una manera de hacerse preguntas y buscar respuestas usando la imaginación y el pensamiento lógico. Creemos en la educación como aventura: una forma de crecer, desafiarse y construir junto a otros. La enseñanza de la ciencia, como la de muchas otras disciplinas, es más efectiva y relevante cuando se combinan exploraciones intelectuales, afectivas, artísticas y físicas”, subraya.

LOS CAMPAMENTOS DE CIENCIA
Desde el año 2003 hasta la fecha, de manera ininterrumpida, “Expedición Ciencias”,  organiza un campamento de ciencias para chicos de entre catorce a diecisiete años. En febrero de 2015 se realizan dos campamentos para adolescentes, y por primera vez un campamento para adultos.
La idea, para Luciano, “es simple,  llevar un grupo de entre cuarenta y cuarenta y cinco chicos y chicas de todo el país (y a veces de otros países) a un paraje espectacular de la Patagonia Argentina, durante una semana entera”.
“Coordinados –prosigue- por un grupo de investigadores, educadores y profesores de educación física, llevamos adelante actividades de indagación, experimentación, discusión, todo en medio de un paisaje natural increíble donde también realizamos caminatas, excursiones. Mezclar el placer por entender el mundo y el pensamiento crítico científico, con la vida al aire libre y el respeto a la naturaleza”.
Para participar, los interesados tienen que llenar y enviar un formulario (que se consigue desde la página de Expedición Ciencia, cuando abre la convocatoria). Luego se realiza una evaluación y selección de posibles participantes: nunca interesó, ni interesa ahora, las calificaciones en el colegio.
“Buscamos curiosidad, interés, y ganas de relacionarse con otros chicos y chicas que vienen de otras partes y realidades, y claramente estar dispuestos a vivir una aventura. Desafiamos a los chicos a ponerse en los zapatos de aquellos que, por primera vez, se enfrentaron a un fenómeno sobre el cual no se conocía casi nada: por medio de indagación, proponer hipótesis y realizar experimentos, los guiamos a que busquen las respuestas por ellos mismos, y en este transcurso aprender de primera mano el método científico”, enfatiza.
Algo sucede en paralelo, pero que también es importantísimo, es que los chicos se hacen muy amigos. Forjan en poco tiempo relaciones muy valiosas, que trascienden barreras sociales y (a veces) grandes distancias físicas, las cuales los re-definen.
En los últimos años, han participado seis nuevejulienses en los Campamentos de Ciencia: Julián Garbiso en el 2005, Geraldina Venier y Luciano Morosi en el 2006, Italia Fabiano en 2007, Guillermina Zola en 2009, y Sofía Sabala Settimo en 2011. Por su parte, el campamento de adultos de este verano contó con la participación de Rosana Bidegaray, quien no sólo es nuevejuliense, sino que también madrina de Luciano.

 UNA EXPERIENCIA PERSONAL
Al describir su propia experiencia, la recogida en 2006, al participar de su primer Campamento de Ciencia, Luciano no duda en afirmar que “fue una experiencia increíble”.
“Si bien -revela- me interesaban las ciencias, nunca antes había tenido contacto con un verdadero científico, y de qué se trata cuando se habla de ‘hacer ciencia’. El campamento y sus actividades me abrieron la cabeza, me dio herramientas para ver el mundo de otra manera, las cuales me sirven hoy no sólo en el quehacer científico sino que en la mayoría de los ámbitos. Allí, también, terminé de definir que quería ser científico, dedicarme a eso, y me ayudó mucho para darme cuenta que biología era la carrera adecuada para mí”.
“También, y no menos importantes, hice amistades valiosísimas. Amistades que me cambiaron muchos esquemas, que siguen vigentes hoy más firmes que nunca”, de esta manera brinda su testimonio.
“Si sos curioso, si te preguntás el por qué de las cosas que te rodean, si te gusta aprender y relacionarte con nuevas personas, el campamento que organiza Expedición Ciencia es una excelente oportunidad para explotar todo esos aspectos. Imaginate que durante una semana te vas al sur (entre montañas, bosques y lagos), te encontrás con otros 39 chicos y chicas de todo el país, de tu edad, con los mismos intereses y dudas, que vas a vivir en primer persona los pasos que llevan a descubrimientos científicos y vas a pasar momentos inolvidables. Muy probablemente se te despierten nuevas dudas, quieras saber más, y tengas nuevos puntos de vista que antes no tenías, ¿acaso te lo vas a perder?”, atestigua.

EXPECTATIVAS PROFESIONALES
Tal como ha quedado reflejado en los párrafos precedentes, este joven nuevejuliense se encuentra abocado a concluir su tesis doctoral. En plena investigación, en el arduo trabajo que demanda la entrega a la vocación científica, Luciano, tiene claro que su  vida va a seguir vinculada a la ciencia y a la educación.
“Me gustaría –anticipa- hacer una o más instancias post-doctorales en el exterior, aunque no tengo muy en claro en dónde, ni en qué temas específicos, aprender cosas novedosas para luego traerlas a Argentina y desarrollarlas”.
Obviamente que la enseñanza será otro eje importante ya que, como el mismo lo afirma, es algo que le genera mucha satisfacción y que considera de importancia mayúscula.
“Mi lazo con Expedición Ciencia seguirá en pie, siempre, firme, devolviendo un poco de lo mucho que me ha dado personal y profesionalmente”, prevé.

PALABRAS FINALES
Se abre ante este joven biólogo nuevejuliense un gran futuro que es factible inferir, teniendo en cuenta el camino ya recorrido. Sus logros profesionales y su vocación por la ciencia así hacen vislumbrarlo.
Luciano no vacila a la hora de exhortar a los jóvenes a abrazar la ciencia como profesión.
“Es un camino muy lindo y gratificante –remarca-, y cuando trabajás en lo que te apasiona, no se siente como trabajo. El Mundo, el Universo, es increíblemente hermoso. Poder correrle el manto de misterio, aunque sea mínimamente y por un ratito, y conocer sus secretos, es una sensación y satisfacción difíciles de explicar”.
“Para los que les preocupa el aspecto económico, existen múltiples becas estatales o de organismos privados de estudio, que ayudan a lo largo de la cursada de la carrera. Si buscan perseguir una carrera científica luego de la facultad, hoy en día las becas del CONICET, la Agencia, o la UBA, entre otros, permiten realizar el doctorado con un buen salario”, concluye.

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