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Nueve de Julio
jueves, abril 25, 2024

La música en la vida y en el alma

* Nacido en la localidad de Moctezuma, Partido de Carlos Casares, desde niño sintió una especial atracción por la música, la que abrazó como parte trascendente de su vida.
* Se radicó en 9 de Julio, hace treinta y seis años, y desde entonces ha tomado a esta ciudad como su comunidad adoptiva.
* Dedicado especialmente al folklore estilizado, conformó el Dúo y el Trío “Confluencia” y se destacó como solista en innumerable cantidad de espectáculos.
* Su talento ha sido reconocido en varios escenarios de la zona.
* En la actualidad integra la Agrupación “Diamante”, de música tropical; aunque, personalmente, también sigue recorriendo el repertorio del folklore de estilo.

En la vida de Oscar Amantea la música ocupa un lugar importante desde los años de la niñez. Cada vez que tiene oportunidad de dialogar sobre ese tema, su mirada cobra un brillo especial y en su voz se advierte el entusiasmo de un corazón agradecido por este don.
En efecto, de manera innata y, sin dudas, como un legado ancestral, ha recibido el talento especial para hacer música en un nivel artístico destacable. Dotado de un siempre de vez atrayente, cada vez que interpreta un tema transmite al auditorio toda la intensidad de su mensaje, toda la profundidad de la letra y de la melodía, una cualidad que es propia de quienes tienen sensibilidad artística y clara valoración estética.
Nacido en Moctezuma, Partido de Carlos Casares, en el hogar formado por Víctor y Adelina. Siendo el menor de cuatro hermanos, su infancia transcurrió en la zona rural.
“Tuve –recuerda Oscar, en una entrevista concedida a EL 9 DE JULIO- una infancia muy feliz; porque en mi hogar sobraba amor. Cerca de casa vivían mi abuela y mi tíos”.

LA MUSICA, UNA VOCACION
Oscar proviene de una familia en la cual la música ha ocupado un lugar trascendente. Su tatarabuela había sido cantante lírica en Italia y sus tres hermanas fueron muy buenas cantantes. Contaba apenas cuatro años cuando, por primera vez, en una reunión familias, sus hermanas pidieron que cantara un tango y, desde entonces, ya no se apartó de esta hermosa vocación, su amor hacia la música.
“Cuando todavía no iba a la escuela, por la mañana, apenas me levantaba, solía subir a varal de una antigua chata de campo, que era la parte más alta, y desde allí cantaba los temas del momento que aprendía”, rememora.
De su padre recibió las primeras enseñanzas musicales, el aprendizaje de los primeros dos tonos en una guitarra que le había regalado.
La primera vez que Oscar subí a un escenario fue durante una fiesta criolla, que animaban Jorge Alberto Soccodato y Juan Carlos Bares (“El Indio”). En esa ocasión, siendo aún niño, interpretó un tema con tan éxito que el público le pidió que cantara otro.
Con el tiempo aprendió, con buenos profesores, solfeo y teoría musical.
En los comienzos, en su juventud integró algunos conjuntos, hizo música tropical hasta que se sintió cautivado por la música melódica y el folklore estilizado.

SU LLEGADA A 9 DE JULIO
El 24 de octubre de 1976 Oscar abrió las puertas de su comercio de venta de heladeras, balanzas e insumos, como así también de su taller de reparación.
Estando radicado en la ciudad de Buenos Aires, donde trabajaba en una importante industria, a través de Luis Aita, trazó su vínculo con 9 de Julio. Aita lo contactó con quien fuera su entrañable amigo, Pablo “Pichón” Irigoytía y, a través suyo, consiguió su primera vivienda, en la calle Libertad entre Cavallari y Tucumán.
Desde entonces comenzó a trabajar intensamente, no solamente en reparación de motores para 9 de Julio, sino también para clientes de ciudades vecinas.

LA VUELTA A LA MUSICA
Luego de afincarse en 9 de Julio, Oscar hizo un impasse en su carrera musical. Dedicado exclusivamente a su profesión, un día por la tarde tuvo una especie de temblor. Luego de consultar con el doctor Lagomarsino, el médico le sugirió que volviera a la música, que encontrara su tiempo, una o media hora por día, para dedicarle a esta vocación.
En ese momento el médico no le dio ninguna medicina, porque la solución estaba precisamente en encontrar el tiempo para dedicarse a su afición.
Edgardo Videla, por ese tiempo, lo contactó con personas vinculadas con el ambiente musical nuevejuliense. En una cena realizada en el Club Libertad tuvo uno de sus primeros contactos con el público local; enseguida fue llamado a Radio “9 de Julio”, a participar de un ciclo sobre folklore que conducía Julio Galeano.
De esta manera, Oscar volvió a la rutina de la música.
Hacia 1982 fue invitado a integrar un conjunto tradicional, “Las Voces del Centro Oeste”, formado por “Pirucho” Castillo, Nicanor Castillo, Scarmi y Domingo Avendaño. Con esta agrupación tuvo muchísimas satisfacciones, pues pudieron resultar ganadores en varios festivales y visitaron diferentes ciudades de la provincia llevando su arte.

EN LOS COROS DE 9 DE JULIO Y LA MATANZA
Alrededor de 1984, Oscar, ingresó en el Coro Polifónico “Ciudad de 9 de Julio”, en la época en que estaba dirigido por Evi y Gabriel Giangrante. Por entonces, talm como lo indica el entrevistado, el Coro de estaba entre los doce mejores del país.
Evi y Gabriel Giangrante también dirigían el Coro de La Matanza, por lo cual le propusieron a Oscar integrar también esta agrupación. En consecuencia, durante tres años, viajó semanalmente para participar de ensayos y conciertos.
“En esa época –comenta- viajaba en un servicio rápido de la Empresa Liniers, saliendo de 9 de Julio a la cinco de la tarde para estar en el ensayo alrededor de las nueve. Luego, retornaba desde la Estación Liniers en un servicio de aquella empresa”.
Por entonces también solían viajar otros coreutas de 9 de Julio, entre ellos “Titi” y Paulita Lozano, “Corto” Cortejarena y Silvia Martín.
“Con el Coro de La Matanza íbamos a viajar a Tierra Santa, donde permaneceríamos por espacio de un mes, para ofrecer conciertos con otros dos o tres coros de Buenos Aires; pero algunas circunstancias, ajenas a nosotros, hicieron que el mismo no se concrete”, añade.
El Coro de La Mantaza, ubicado entre los principales coros de Argentina, tenía un exquisito repertorio de autores de la talla de Piazzola, Ferrer o Colángelo.

“CONFLUENCIA”
A propuesta de Oscar Ibarra, en 1987, conformó un dúo que participó en un Pre Cosquín realizado en esta ciudad. En este certamen se ubicaron en segundo lugar, alcanzando un buen puntaje.
El nombre de “Confluencia” fue escogido por Oscar Amantea. Un viaje a Alpa Corral, al sur de Córdoba, había determinado la elección de ese nombre al observar la confluencia de dos hilos de agua que formaban un río.
Poco después, ese mismo año, en la ciudad de Los Toldos, se realizó un importante festival en el cual obtuvieron el primer premio.
En la ciudad de San Nicolás, del mismo modo, participaron en otro certamen nacional importante, en cuyo jurado se encontraban figuras del renombre de Norma Viola, Santiago Ayala yEugenio Inchausti. El Duo “Confluencia” fue finalista en la categoría Dúo, conjuntamente con la afamada cantante Viviana Vigil, que lo fue en el rubro Solista. El premio principal de este certamen era la grabación de un disco colectivo.
Al poco tiempo, Oscar Ibarra se alejó del dúo y, en su lugar, se incorporó Carlos Malone. Pero la apuesta artística fue todavía más fuerte al llevar al conjunto al excelente y recordado percusionista e instrumentista Carlos Scoco, sin dudas, el mejor en su género que haya tenido 9 de Julio. De esta manera quedó conformado el Trío “Confluencia” que tuvo su debut ante el público nuevejuliense en una de las noches del ciclo “Octubre Coral”.
En aquella velada, el Trío “Confluencia” compartió el Salón Blanco con la Agrupación Coral Henderson, dirigida por el profesor Vicente Pérez. Fue tan grata la impresión que causaron estos músicos que, desde entonces, fueron invitados en sucesivas ocasiones por Pérez a los escenarios de Henderson.
“Confluencia” contaba con un excepcional repertorio, muy valorado por los diferentes auditorios. Entre los espacios destacados en los que les cupo presentarse se cuenta el estudio de Canal 7, en el programa “El Gran Debut” de Aldo Fabré.
Después de iniciada la década de 1990, “Confluencia” volvió a transformarse en dúo. Esta vez, Amantea fue acompañado por Nicanor Castillo.

CONTINUIDAD COMO SOLISTA. LA MUSICA TROPICAL
Oscar Amantea ha tenido una fuerte incursión como solista, siempre de la mano del folklore estilizado.
Alrededor de 2002 conformó la Agrupación “Diamante”, de música tropical, con la cual desarrolla otro estilo musical. Con este conjunto ha animado muchísimos eventos, en diferentes ciudades de la zona, con muy buen éxito.
En la actualidad, Agrupación “Diamante” está integrada por Jonatan Barone, Sebastián Guerrero, Osvaldo Ortíz, Nicanor Castillo y Oscar Amantea.
No obstante, de manera personal, no se aleja del folklore de estilo.

LA POESIA
Oscar Amantea, asimismo, desde hace mucho tiempo escribe poesía. Sus versos están llenos de una esencia poética interesante, que se amalgama en palabras que llegan a lo profundo del corazón.
Una de sus referentes en poesía es Alfonsina Storni. Por ello, cada vez que canta “Alfonsina y el mar” siente una especial emoción.
Sobre este tema evoca una anécdota: “Cierta vez –dice- me encontraba en la ciudad de Mar del Plata y, pasando por el monumento a Alfonsina, había una señora que quería entonar esa conocida zamba. Entonces, me acerqué para ayudarla y juntos comenzamos a cantarla. Cuando terminamos de cantar estábamos rodeado de muchísima gente que se había detenido a escuchar”.

SU FAMILIA
Casado con Liliana Francisque, tiene dos hijas, Carola Luján y Erina Belén. De su primera hija, además, tiene dos nietas: Ahilín y Jazmín.
Oscar valora de manera especial la presencia de su familia en su vida y el apoyo constante de su esposa.

PALABRAS FINALES
Oscar Amantea no duda en manifestar que, “si volviera a nacer, volvería a elegir la música y a vivir cada uno de los momentos vividos desde la hasta el presente”. Como ha quedado claro, es una persona sensible a la belleza y a lo que es verdadera esencial, y ello es palmario en la letra de su poesía.
Sus palabras exhalan la gratitud por una vida que, con los matices propios de toda existencia humana, le da momento de gran felicidad y de satisfacción.

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